El mundo del arte vuelve a estar en el foco de todas las miradas después de la última performance de Banksy, el artista que ha decidido destruir su propia obra después de que fuera subastada por más de un millón de dólares.
Toda su obra gira alrededor de la crítica social, la injusticia y los grandes contrastes de la sociedad en la que vivimos. Nos invita a la reflexión con un lenguaje contemporáneo, mensajes visualmente impactantes y con el ánimo constante de transgredir las normas. Pero con esta brillante acción pone de relieve no sólo el espíritu provocador que el arte nunca debería abandonar, sino también que los artistas que trascienden, los que conectan con el gran público, son los que no se venden.
Y esto, ¿qué tiene que ver con la comunicación de marcas y la creatividad? Pues, en realidad, todo.
Banksy es una marca. Y como tal tiene sus valores, lenguaje y audiencia propios. Y de eso es de lo que podemos sacar algún aprendizaje.
Valores: Lo que debe dar sentido a la existencia de una marca. Cada mensaje, cada producto, cada gesto debe emanar esos principios. Aunque a veces no gusten a todo el mundo. Eso, de hecho, es lo que precisamente hace que los lovers se reafirmen. Bansky ya tenía muchos fans y muchos detractores antes de la performance de la subasta, y ambos se reafirmaron en sus posiciones. Las marcas deben demostrar lo que piensan de forma clara y directa. Y sobre todo, no cambiar de valores a cada paso.
Lenguaje: Lo que hace reconocible a una marca, incluso antes de que los elementos visuales que la definen aparezcan. La forma en la que las marcas se expresan es lo que las define. El tono de voz, la música, las estética, ... La consistencia en el lenguaje es lo que acaba determinando la solidez de las marcas. De la misma forma que a VanGogh no le importó cortarse una oreja, a Banksy no le importó sacrificar su obra, poniendo en relieve que ésta, en manos de ricos compradores, perdía todo el valor.
Audiencia: Al igual que Banksy, es muy importante que las marcas sepan a quién se dirigen. Centrarse en una audiencia, aunque sea heterogénea o muy amplia, es básico si queremos que los valores de marca y la forma en la que se expresan hagan match y cobren sentido. Al final las marcas y sus consumidores deben establecer siempre diálogos, puentes en los que las cosas importantes que los unen pasen de un lado a otro y se retroalimenten. Claramente la audiencia de Banksy durante la subasta no eran los que estaban en la sala, personas de la alta sociedad con dinero para comprarlo todo. El mensaje iba dirigido a los de siempre, a sus seguidores. Y la forma en la que ese mensaje fue contado, pasará a formar parte de la historia del arte de la comunicación de marcas.