04 Jul
04Jul

Como cada año, el festival de festivales ha premiado grandes campañas. Gráficas, spots, campañas integradas, innovación... todo lo que ha ganado se lo merece sin duda.

El nivel a vista de pájaro es muy alto y como cada año, hay ideas que destacan sobremanera.

Más allá del palmarés y de las categorías, hoy quería hablar de algo que ya se apuntaba en anteriores ediciones pero que hoy está en la mesa de todas las agencias del mundo: la publicidad es más valiente que nunca. Y eso es porque las marcas son más valientes que nunca. Y eso, a su vez, es porque los consumidores también lo son. Las marcas toman conciencia poco a poco del papel que la sociedad espera de ellas, y eso se transmite en sus acciones. No sólo de comunicación, sino acciones que afectan en muchos casos a los cimientos de las compañías.

Vemos campañas que ayudan a los ciudadanos norteamericanos a votar, vemos niñas que se enfrentan a la todopoderosa Bolsa de Wall Street, vemos cómo el conflicto de los refugiados se convierte en algo que aflora con orgullo y fuerza. Incluso tizas que lavan las manos de niños que antes enfermaban.

Parece cada vez más claro el camino que el mundo de la comunicación de marcas está tomando. Y este camino tiene que ver con el coraje. Con abandonar antiguas fórmulas y clichés de festivales endogámicos que presentaban ante el mundo ideas que no iban con él. Ideas de publicistas para publicistas, y que tenían poca repercusión fuera de nuestro hermético ámbito profesional.

Hoy por fin, las marcas empiezan a entender que ser valiente tiene recompensa. Que ganarse un puñado de haters repercute en millones de lovers. Que tomar partido en la vida real, con soluciones reales, acaba siendo no sólo gratificante, sino también fructífero.

Las campañas que hoy deslumbran al mundo en este festival son enormes. No sólo en su ejecución, sino también por lo ambiciosas. Parece que ya ninguna marca quiere quedarse de brazos cruzados mientras a su alrededor sus consumidores, en su vida real (y cada vez más lejana de los estereotipos publicitarios) sufren algún tipo de injusticia, o alguna situación que los tormenta.

Muchas marcas han tomado la bandera del idealismo y con el poder económico y la influencia de la que disponen están tratando de hacer de éste mundo un lugar un poco mejor. Cada una desde su lucha y desde su lugar en el mundo, pero con este mismo objetivo: transferir su poder a la gente. Empoderar. Sea lo que sea que este palabro signifique.

El mundo de las agencias parece también haber empezado a cambiar la forma en la que aborda los festivales. Ahora el foco ya no está en quién se lleva más leones, sino en quién ha conseguido más movilización, más respeto o más compromiso. Quién marca el camino.

Y eso sólo puede ser positivo. Entre otras razones, porque nadie tiene intención de dejar la creatividad en un rincón.