El tsunami tecnológico en el que estamos inmersos, junto a los enormes cambios sociales que también nos está tocando vivir, hacen que todo cambie a una velocidad que a veces nos supera. En este escenario mutante, en el que todos necesitamos destacar profesionalmente, la formación será sin duda una de las claves. Por eso vale la pena fijarse en lo que las empresas ya empiezan a valorar a la hora de escoger a sus empleados. En el último World Economic Forum se hizo evidente que hay habilidades profesionales que cada vez serán más importantes. Y, entre ellas, está la creatividad. En sólo 5 años, ha pasado del décimo puesto al tercero, y eso es, cuanto menos, una buena noticia.
Buena noticia porque significa que, por mucha tecnología que incorporemos en las empresas, por mucha robótica que nos ayude a ser más eficientes, siempre necesitaremos que el enfoque humano sea el que abra nuevos caminos, nuevas ideas y nuevas soluciones. Y también significa que la creatividad no es algo que se esté intentando digitalizar. Probablemente porque responde a mecanismos que son muy difíciles de entender, racionalizar y convertir en algoritmos.
En EsDesign hemos situado la creatividad en el centro de nuestros estudios acerca de las marcas, la comunicación y los consumidores. Y eso ha sido así desde el principio, porque ésta es una habilidad que ya no responde a categorías profesionales concretas. Hay que adoptarla como una de nuestras habilidades más destacables, sea cual sea nuestra actividad profesional. En planificación de medios, creando un Instagram Story o pensando un nuevo producto, ya no podremos prescindir de una mentalidad abierta, creativa e intuitiva en ningún momento.
Como decía hace poco Elon Musk, ya hace tiempo que permitimos (y va a más) que nuestros dispositivos móviles se encarguen de gran parte de nuestras tareas diarias. Y a su vez, las empresas también tendirán a automatizar procesos rutinarios, cálculos y algunas tomas de decisiones complejas. Pero cuando se trate de poner ideas frescas sobre la mesa, no habrá (de momento) máquina capaz de hacernos sombra.